martes, 27 de noviembre de 2012

Molinos en el camino #5http://quatroquijotes.blogspot.com/



Mejor alegoría para el camino que haber tropezado con “La mitad del mundo” representa no sólo el punto cero del globo, sino el haberse topado con el equilibrio exacto entre tempestades y sosiegos que determinan la marcha quijotesca por el Nuevo continente. En las proximidades geográficas de Cambayé, justo en el corazón de Ecuador, luego  de una contienda accidental, los hidalgos estrechan sus manos con Cristóbal, filósofo sideral que durante largos años dedica su vida a la “gran bóveda celeste” que da de comer a cuanto poeta mirón, se le antoje regalar en palabras, el cielo a una mujer. Apoyado afanosamente en tradiciones de culturas Pre-Incas- donde el Rey Sol determinaba el Orden cotidiano- y en sus estudios escolásticos basados en Ciencia Astral, mas el aporte de su oráculo de bolsillo, Cristóbal planea quebrantar las lecciones de geodesia y cartografía que dieron a entender el funcionamiento del mundo, mas bien confuso e incoherente a favor del “Norte”= “Ner”= “Izquierda”, por un nuevo paradigma basado en teorías apasionadamente irrefutables que demuestran las órbitas verticales “aparentes” de los astros por sobre la Tierra dando a entender  un nuevo diseño del Mapamundi, activando la perspectiva de que no existe en tal maza terrestre un concepto tan desempatado  como “los de arriba y los de abajo” y así posibilitar una nueva cosmovisión de los hombres acerca del universo. La hacienda –dicho sea de paso la mas vieja de Ecuador, data de 1580- y a su vez, laboratorio de quimeras de éste gran científico, fue cede de noctámbulas charlas, vino y ración abundante, junto a su buena moza Teresita, heredera real de la hacienda de quien fuera el primer presidente democrático ecuatoriano. Ahora, con sentidos mas afilados, mientras los quijotes continúan obnubilados pendientes de su flamante brújula que se encamina hacia puntos cardinales redefinidos, otros cuerdos se encargan de navegar entre estrellas, cometas y otros astros para entender el mundo que nos rodea, y de la pequeñez que representa el hombre frente al Reino de los cielos. El molino de la sapiencia fue derrotado en la Gran Batalla de Quitsato, cuando la oreja se rindió ante la prédica.

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