La aventura no tiene límites ni
juicio. Don quijote se embarcó repentinamente en una de ellas. Luego de
devorarse todos y por completo aquellos fantásticos libros de caballería, se
dispuso a partir sin rumbo andante por los alborotados campos de su
imaginación.
Tomo su lanza, y dio al equino el
nombre que le regalo su estampa:
-Rocinante serás y obedeció.
Montó y se le antojo, de acuerdo
a su atropello, apuntar a un destino que lo mantuviera ocupado: Dulcinea, que dicho
sea de paso en realidad, era su vecina.
Y salió nomás a dar batalla justiciera
a cuanto cuerdo se encontrara por el llano.
400 años mas tarde, todavía
continua latente la vigilia quijotesca para un puñado de excéntricos. Deciden continuar el sueño milenario de
atravesarse a si mismos, con la excusa de viajar en una especie de Rocinante
rodante por el mundo. Sus lanzas un par de valijas, la armadura un montón de
recuerdos y de yelmos una ideología clara: arte en movimiento.
Cuatro quijotes esta vez. El
comienzo del relato es, como paradoja, una
gran despedida. Suponemos que todos los
alborotados en ese lugar de la Mancha, que hoy es el Club de teatro quisieron
sentirse Sancho, ensillando a los
desorbitados hidalgos con ojos barnizados en lágrimas e incrédulos ante tal
hombrada, empujando con palmaditas de espalda, abrazos todavía perdurables,
conjeturas y pronósticos a mansalva de naturaleza barrial. El vaticinio
fabuloso propiamente se hizo presente la noche despejada del 19 de abril alrededor de las 20.30 horas cuando el ronroneo de
Dulcinea advirtió a los ilusos que ya era hora de encarar el adoquinado y
comenzar a contar- recién- el prólogo de la ficción.
Montaron. Imborrable imagen la de
los cuatro quijotes yéndose a marcha pausada, parsimoniosa y miles de sanchos como barrabravas extasiados
quedando atrás uno a uno, desparramados en el empedrado de chacabuco y pinto.
Los cuatro quijotes ahora solos,
cada uno en su asiento, ensimismados, con una alegría incontenible, con un
intercambio de sensaciones que no se pueden explicar en palabras, pero si en
el cruce de sus miradas. El desconcierto era notorio. La confusión sentimental
se acrecentaba. El futuro perseguido se convertía en presente ilustrado. No
había vuelta atrás. No cabía el arrepentimiento. Partir significaba dejar
atrás. Pero el vuelo propio de la locura no tiene reparo en el tiempo, por eso
la calma retornó al saber que el camino es para el que viene, pero también pal que va. Ése fue el primer molino en el
camino: la despedida.
Mas adelante, serán bienvenidos
otros. Ahora los Quatro Quijotes marchan con la espada filosa del arte
levantada en sus manos tratando de abrir algún que otro caminito en el agua.
Chicos.. que bueno esto sigan cabalgando esto recién comienza ....sigan desparramando su arte los quiero besos
ResponderEliminarUn abrazo prolongadiiiiiiiiiiiisimo... que los alcance donde estén y les dure todo el trayecto!!!!!!!!!!!!!! vamos Quijotes!!! Los quiero muuuuuucho!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarQue la aventura se deje descubrir a cada instante, que los aromas de las comidas, los oriente siempre al encuentro de una cocina amiga... que las alegrías de desconocidos, se transformen en abrazos fraternales, haciendo de ellos como la fricción a un autito de juguete... el éxito lo tienen... saludos de un desconocido,que se sentirá representado en vuestras andanzas venideras!!!!
ResponderEliminargracias juanjo! palabras alentadoras!!
EliminarOcurrencia de Molinos...
ResponderEliminarNo existe viento a favor
para el que desconoce su camino,
para quien culpa al destino
de su propio dolor.
Porque cambiar es de adentro.
No existe tal torbellino
que traiga felicidad,
o se lleve el sufrimiento,
solo personas “molino”
que hacen buen uso del viento
ante la peor tempestad.
uhhhh!!! por que el anonimato!!? gracias de parte de los quatro quijotes
Eliminardivino sueño estan cumpliendo quijotes loa amamosssssss , traten de no olvidarse mas cosas por el camino jajajjajja la iaia
ResponderEliminarEstán haciendo como Hansel y Gretel con las miguitas de pan.
ResponderEliminarVamos los quatroquijotes, queremos mas informacion y fotitos. Exitos grandes, estamos con ustedes en cada paso que dan...
ResponderEliminarVayan Quijotes, que cada molino crea un viento que eleva, que lleva, y hay que dejarse llevar. Por eso deben estar livianos, no más que recuerdos de los buenos, que no pesan, sino que quitan peso. Muchas risas cerca del oído, y algún que otro beso en el sombrero; todo bien atado pa' que no se vuele hacia otro lado. Aquí se leen sus aventuras, no dejen de contarlas, que el arte en cada uno se transforma, y sus historias saldrán cuentos, canciones y pinturas.
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